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domingo, 9 de noviembre de 2014

Borges en Gotemburgo


Hace 50 años, a principios de noviembre de 1964, Borges visitó Gotemburgo acompañado por María Esther Vázquez. Sin embargo, esta visita no aparece en gran parte de las cronologías de Borges porque muchas se basan en sus "Autobiographical notes", publicadas en The New Yorker en 1970, y en las cuales Borges solo habla de una visita a Estocolmo.

María Esther Vázquez, más memoriosa, sí la menciona en su libro Borges: esplendor y derrota (1996) y en 2008, Anna Svensson, bibliotecaria de la Colección Iberoamericana de la Universidad de Gotemburgo, saca a la luz partes del archivo de esta colección.

Exposición conmemorativa
Biblioteca de Humanidades
Universidad de Gotemburgo
Noviembre 2014
Las charlas fueron “La literatura fantástica” y “La poesía gauchesca”, dadas el 3 y 4 de noviembre de 1964. En “Borges en Gotemburgo: sobre su conferencia «La literatura fantástica» y sus contactos con el Instituto Iberoamericano”, Anna Svensson reconstruye los detalles de esa visita, el rol de Nils Hedberg, fundador del Instituto, y de Rafael Guitérrez Girardot. Asimismo, compara la conferencia de Gotemburgo con otras conferencias con el mismo título que Borges dio en otros lugares del mundo. En un anexo a su artículo, Svensson ofrece una valiosa bibliografía de textos de y sobre Borges publicados en Suecia entre 1944 y 2008. En este enlace se encuentran ambos
Asimismo, Svensson desgraba la conferencia, que publicamos en el mismo número 11 de la revista Anales (2008), un número especialmente dedicado a la literatura fantástica. Lamentablemente, no nos dieron permiso para publicarla de manera digital, así que esa conferencia solo se puede leer en la edición en papel.
Así que, en conmemoración de los cincuenta años de aquella visita, quiero resaltar este importante aporte de Anna Svensson. 

viernes, 23 de mayo de 2014

Jorge F. Hernández sobre Paz, García Márquez y Bendjelloul


El 21 de mayo nos visitó el escritor mexicano Jorge F. Hernández con una charla titulada “Claridad errante con mariposas amarillas: Octavio Paz y Gabriel García Márquez”. Uno que hubiese cumplido 100 años y otro que nos acaba de dejar hace poquito más de un mes. 

La charla fue develando los vericuetos de la historia de las relaciones sociales y familiares que hacen a un escritor y las decisiones y coincidencias que van marcando su camino. Desde la genealogía paterna de Octavio Paz, con ese abuelo intelectual que peleó para Porfirio Díaz y ese padre, abogado y político, que participó de la reforma agraria, nos regaló anécdotas inolvidables de su relación personal con Paz y luego con García Márquez. Como cuando la oncóloga de Hernández le dio una misma hora para el tratamiento semanal que coincidía con la de Gabo, lo que le permitió a Hernández, además de curarse del cáncer, recuperar la alegría de vivir y hacerse de un nuevo mentor. Porque Hernández nos cuenta de la generosidad de Octavio Paz para leerle y corregirle los textos en su juventud.  Similar generosidad le mostrará García Márquez, que dicho sea de paso, era el padre de sus amigos de la infancia: Rodrigo y Gonzalo. Y nos cuenta de los amigos mexicanos de García Márquez, que lo mantuvieron económicamente mientras el escribía ese libro que se iba a llamar La casa pero que finalmente va a llamarse Cien años de soledad y A Hundred Years of Solitude y Hundra år av ensamhet y百年の孤独 (Hyakunen no kodoku) y Cent’anni di solitudine y Sto godina samoće y Сто година самоће y tantos otros títulos que lo harán famoso en el mundo entero y le ahorrarán el dinero de los taxis, dado que los taxistas lo homenajean eligiendo no cobrarle.


Pero Hernández también resaltó la importancia de Octavio Paz como poeta. ”Su poesía es la piedra angular para entenderlo,” dijo. Y explicó que sus ensayos surgían de una necesidad de completar lo que la historiografía no lograba transmitir. Nos recordó que a pesar de la fama y de los premios recibidos, no se lo lee mucho hoy en día y añoró su presencia, que nos hubiese ayudado a entender tanta violencia y tanta muerte en el México de hoy. Por eso, habló de la urgencia de lograr que los jóvenes de hoy lo lean.

Sobre García Márquez, expresó su admiración ante el hecho de que a pesar del Premio Nobel, Gabo siguiera desarrollándose como escritor. Como si nada hubiera pasado. A tal punto que el libro del que más orgulloso estaba, El amor en los tiempos del cólera, es posterior al recibimiento del prestigioso galardón. Y, por supuesto, resaltó su labor por promover el cine latinoamericano a través de la fundación de la Escuela de Cine de San Antonio de los Baños, en Cuba, y de su sostenido compromiso en la misma.

Como escritor, Jorge F. Hernández (1962) ha publicado novelas, cuentos y ensayos. También escribe regularmente en los periódicos Milenio y El País Internacional. Las últimas dos columnas en Milenio trataron sobre Malik Bendjelloul, director de cine sueco al cual Hernández admiraba y al cual le hubiese encantado entrevistar si la muerte no le hubiese ganado de mano: 
Archipiélagode azar, 2014-05-22

(Gracias, Anna Svensson por las notas sobre Octavio Paz.)

lunes, 10 de marzo de 2014

Qué les leo a mis hijas/os

El otro día recibí una carta de Victoria que me pedía recomendaciones de literatura para chicos en castellano hispanoamericano y cómo conseguirla. Reconozco esa sensación de frustración de la que hablaba Victoria, al descubrir lo difícil que es conseguir libros en castellano en Suecia y, sobre todo, en variantes no peninsulares. 

Al principio, cuando mis hijas eran chiquitas, les leía de los libros suecos (que son excelentes), pero traduciendo el texto al castellano a medida que leía. Era un ejercicio interesante: encontrar no solo las palabras, sino los giros, las formas de decir lo mismo manteniendo el estilo de lo escrito en sueco. Muchas veces pensé que debería escribir esas traducciones y tratar de ofrecerlas a alguna editorial. Sobre todo, las de esos libros que leíamos una y otra vez, lo que me daba la oportunidad de ir mejorando la traducción. Claro que esto de mejorar la traducción no siempre era bienvenido por mis ‘oyentes’ que exigían las mismas palabras que las veces anteriores. Pero sus protestas daban lugar a interesantes discusiones metalingüísticas de por qué era mejor decir así que asá, y eso también era parte del placer de nuestros momentos de lectura.

miércoles, 15 de enero de 2014

Juan Gelman (1930-2014)


Nunca fui el dueño de mis cenizas, mis versos,

rostros oscuros los escriben como tirar contra la muerte.

Estar en Suecia un día como hoy es duro. Anoche murió Juan Gelman y acá todo sigue como si nada. Los partidos políticos inician su campaña electoral y la probabilidad que alguno de sus jefes o jefas cite un verso de Gelman en homenaje a uno de los grandes poetas en castellano es inexistente. De hecho, la obra de Gelman ni siquera está traducida al sueco. Aunque quién sabe, quizás algún poema suelto, sí. Algún poemita.

Busco en los diarios suecos y la noticia es insignificante: cinco renglones para contar esta muerte que a mí me arrojó en un agujero de tristeza. Y lo que es más lamentable, esos renglones se limitan a dar sus datos biográficos. Nada de la grandeza de su oficio de poeta. Nada de cómo te llegan al alma sus escritos.

Juan Gelman, el poeta que logró conjugar la poesía intimista y la poesía política. No digo comprometida, porque a él no le hubiera gustado.